Las Comunidades Energéticas (CE) están revolucionando la manera en que generamos, consumimos y compartimos energía. Hemos visto en otras entradas del blog de EmPlaza tu Energía la importancia y el peso de unificar tendencias sociales con tendencias tecnológicas. En esta entrada queremos mostrar qué avances tecnológicos pueden hacer más eficientes las instalaciones colectivas y como estás están al servicio de los usuarios que participan en las Comunidades energéticas. Con un claro objetivo: mostrar el potencial para optimizar su eficiencia, sostenibilidad y rentabilidad. En este artículo exploramos las principales tendencias e innovaciones tecnológicas que están marcando el futuro de las comunidades energéticas.
Digitalización y plataformas inteligentes al servicio de los usuarios.
La digitalización es un pilar clave para transformar los modelos energéticos tradicionales en sistemas más descentralizados, eficientes y orientados al usuario. En este nuevo paradigma, las plataformas digitales juegan un papel esencial, permitiendo una interacción más activa, automatizada y segura entre los distintos actores del sistema energético: usuarios, productores, gestores y comercializadores.
En concreto, la combinación de inteligencia artificial (IA) y tecnología blockchain ofrece herramientas poderosas para mejorar la operativa de las comunidades energéticas:
Facilita la predicción y optimización con IA: Los algoritmos de IA permiten analizar grandes volúmenes de datos (producción solar, patrones de consumo, precios del mercado, condiciones meteorológicas, etc.) para predecir la generación y la demanda energética. Esto permite:
- Ajustar dinámicamente el consumo (por ejemplo, activar o desactivar cargas en función de la previsión solar).
- Maximizar el autoconsumo y la eficiencia energética.
- Reducir picos de demanda y, con ello, los costes energéticos.
Permite implementar la gestión automatizada de activos. Es decir, coordinar en tiempo real la operación de baterías, cargadores de vehículos eléctricos o sistemas de climatización, favoreciendo la flexibilidad y una respuesta ágil a señales del mercado.
Contribuye de manera significativa a la trazabilidad y confianza por parte de los usuarios. El uso de estas herramientas permite registrar de forma transparente, segura e inmutable los intercambios energéticos entre usuarios de la comunidad.
Además, estas plataformas pueden integrarse con apps y dashboards orientados al usuario final, ofreciendo información clara sobre su consumo, producción, ahorros, huella de carbono, etc., y permitiendo decisiones más informadas y sostenibles.
En resumen: la digitalización no es un lujo, sino una condición necesaria para que las comunidades energéticas sean eficientes, transparentes y escalables. Poner la tecnología al servicio de las personas es lo que convierte un modelo energético técnico en un verdadero proyecto social.
Almacenamiento energético
Uno de los mayores retos a los que se enfrentan las comunidades energéticas en la gestión energética es que por regla general no coincide la generación y el consumo, lo que provoca excedentes energéticos que, sin un sistema de almacenamiento, se vierten a la red a precios bajos. En los hogares, estos excedentes pueden representar entre un 40% y 60% de la energía generada, mientras que, en entornos industriales, donde el consumo es mayor durante el día, esta cifra se reduce al 20%-30%.
Por ello, las baterías de litio-ion permiten almacenar estos excedentes para su uso posterior. Sin duda, esto permite maximizar el autoconsumo real y reduce la dependencia de la red, asegurando precios más regulares. Aunque la inversión inicial de un sistema de baterías de 10 kWh puede oscilar entre 4.000 y 8.000 euros, en proyectos colectivos estos costos pueden distribuirse entre los participantes, haciéndolos más accesibles al permitir inversiones conjuntas y compartidas.
Además, el mantenimiento y la monitorización son factores clave para optimizar su rendimiento. Con una vida útil de entre 6.000 y 8.000 ciclos, estos sistemas pueden operar durante 16 a 22 años, dependiendo de su calidad y condiciones de uso. Su integración con sistemas inteligentes permite programar la descarga en momentos estratégicos, como durante la noche o cuando la electricidad tiene un mayor precio en el mercado, maximizando su rentabilidad.
Movilidad sostenible y vehículo a Red (V2G)
Las comunidades energéticas pueden servir para instalar infraestructura colectiva para la carga de vehículos eléctricos. Un pequeño grupo de vecinos, por ejemplo, podría instalar puntos de recarga compartidos, permitiendo a los propietarios de coches eléctricos, bicicletas eléctricas y vehículos de movilidad personal acceder a la energía generada por las instalaciones propiedad de la comunidad energética.
Este enfoque ayuda a optimizar el uso de la energía renovable generada localmente y facilita el acceso a la movilidad eléctrica incluso para aquellos que no disponen de garaje propio. Para gestionar este sistema de carga compartida, se pueden establecer turnos de uso y normativas básicas que aseguren su correcto funcionamiento y disponibilidad para todos los miembros de la comunidad.
Además, la implementación de una red de recarga comunitaria fomenta la adopción de vehículos eléctricos en la zona. Una familia que aún no se ha decidido por un coche eléctrico podría ver más viable su adquisición si cuenta con una infraestructura de carga accesible.
Infórmate y forma parte del cambio
Las tecnologías emergentes están ampliando el potencial de las comunidades energéticas, permitiendo modelos más eficientes, descentralizados y sostenibles. La digitalización, el almacenamiento avanzado y la integración de renovables son solo algunas de las tendencias que marcarán el futuro del sector. A medida que estas innovaciones continúan evolucionando, las comunidades energéticas jugarán un papel clave en la transición hacia un sistema energético más limpio y colaborativo.
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