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El marco de la política climática y energética es España está determinado por el contexto internacional y la política de la Unión Europea. Prueba de ello es el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) que refleja claramente los objetivos ambiciosos a nivel energético. España lleva tiempo trabajando en como contribuir a la transición energética necesaria para alcanzarlos. La figura del autoconsumo colectivo se erige como un modelo democratizador, sostenible y facilitador de esta transición energética. Dentro de AVAESEN existen numerosos asociados especializados en esta forma de organizar la generación y el consumo energético de empresas, personas y ayuntamientos.

El Real Decreto-Ley 15/2018 del 5 de octubre marcó un antes y un después para el autoconsumo al eliminar el “impuesto al sol”, simplificar la clasificación de instalaciones de autoconsumo y autorizar la posibilidad de autoconsumir colectivamente. Además, la nueva ley de autoconsumo energético mediante el Real Decreto 244/2019 del 5 de abril establece de manera clara las condiciones técnicas, administrativas y económicas del autoconsumo de energía eléctrica, definiendo además aspectos no definidos en anteriores normativas como es el caso que nos ocupa del autoconsumo colectivo.

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¿En qué consiste el autoconsumo colectivo?

Según el RD 244/2019 de 5 de abril en el artículo 3 “Se dice que un sujeto consumidor participa en un autoconsumo colectivo cuando pertenece a un grupo de varios consumidores que se alimentan, de forma acordada, de energía eléctrica que proviene de instalaciones de producción próximas a las de consumo y asociadas a los mismos”. Por lo general se está apostando por instalaciones de generación fotovoltaica. Estas instalaciones pertenecen a varias personas/consumidores pudiendo ser dueños de una misma instalación fotovoltaica. Esta modalidad permite que varios puntos de suministro se alimenten de las mismas placas solares.

¿Quién puede compartir placas solares?

Las instalaciones de autoconsumo compartido pueden ser utilizadas por una serie de consumidores específicos. Algunos ejemplos de autoconsumo colectivo pueden darse en:

  • Bloques de pisos: la instalación de placas solares en una comunidad de vecinos debe votarse en la junta de vecinos y tiene que haber una mayoría a favor. Es un tipo de instalación muy común en las zonas urbanas.
  • Empresas: utilizando la superficie de la cubierta del local, un negocio con paneles solares puede conseguir la suficiente energía para realizar su actividad. Además, las viviendas cercanas puedan ser beneficiarias también de esa energía y ahorrar.
  • Urbanizaciones: diferentes viviendas se ponen de acuerdo para comprar paneles solares y poner en marcha una instalación para compartirla. Deberán cumplir con los límites de distancia establecidos para el autoconsumo colectivo.
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Hablaremos más en detalle de ejemplos y tipologías de autoconsumo colectivos en una de las próximas entregas de esta serie de artículos de divulgación.

Requisitos del autoconsumo colectivo

El autoconsumo colectivo sólo es posible bajo una serie de requisitos, estipulados en el RD 244/2019 del 5 de abril.

  • Que la instalación sea de baja tensión. Es decir, de Potencia nominal (inversor) <100 kW.
  • La firma de un acuerdo de reparto de energía entre todos los participantes del autoconsumo compartido.
  • Cumplir la distancia máxima establecida entre los puntos de generación y consumo (actualmente de 2 km)
  • Tener un CAU asociado a los paneles solares y varios CUPS asociados al resto de suministros beneficiarios.
  • Tener un contador de generación neta.
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Pero respondamos a la pregunta inicial ¿Cómo el autoconsumo colectivo puede contribuir a la transición energética?

Por un lado, el autoconsumo colectivo de manera palpable fomenta la participación ciudadana al permitir que comunidades locales, empresas o grupos de ciudadanos participen activamente en la generación y consumo de energía. Lo que contribuye a su vez a incrementar la conciencia sobre la importancia de las fuentes de energía renovable y fortalece del mismo modo el sentimiento de comunidad en torno a la transición hacia un sistema energético más sostenible, justo y que pone a las personas en el centro de la acción por el clima y la toma de decisiones de manera consciente.

Por otro, contribuye a la optimización de recursos locales, al permitir la generación y el consumo local de energía renovable. Esto puede incluir la instalación de paneles solares en tejados de edificios comunitarios o la implementación de parques eólicos compartidos. Por tanto, si existen más autoconsumo colectivos es importante optimizar el resto de los recursos locales, lo cual afecta de manera directa al reducir la dependencia de fuentes de energía no renovable, disminuyendo, además, las pérdidas asociadas al transporte de energía en largas distancias.

Esto último, nos lleva sin duda a una contribución destacada en la reducción de la dependencia de la red eléctrica. Al permitir a los consumidores generar parte o la totalidad de su electricidad, estos disminuyen su dependencia respecto de la red eléctrica convencional. Generando que las comunidades locales sean más resilientes frente a posibles oscilaciones en el precio de la energía consumida, por ejemplo.

También, la expansión de este modelo puede incentivar a más personas a invertir en tecnologías de energía renovable, favoreciendo la transición hacia una matriz energética más limpia y sostenible.

Y sin duda, contribuyen a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. La generación descentralizada de energía a partir de fuentes limpias disminuye nuestra huella de carbono asociada con la producción de electricidad.

Todo esto genera que el Autoconsumo Colectivo esté jugando un papel clave en la transición energética.

Desde la oficina virtual de avaesen te podemos ayudar a encontrar la mejor solución para tu empresa, hogar o comunidad energética.