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Autores: Blanca López Gil, Daniel Ramos Blasco, Rodrigo Acosta Blázquez y Carlos Seguí.

En esta entrada hablamos sobre financiación de comunidades energéticas. Las comunidades energéticas representan una innovadora forma de abordar el consumo y uso energético para personas y entidades que comparten intereses comunes con relación a la sostenibilidad y la lucha contra el cambio climático. Asimismo, buscan maximizar la independencia energética y la rentabilidad.
Todo ello lo logran a partir de fomentar el ahorro energético, contribuir al desarrollo de la generación distribuida y reducir la dependencia de fuentes de energía no renovables.

Para llevar a cabo proyectos sostenibles dentro de estas comunidades, es crucial contar con la financiación adecuada, potenciando al máximo las posibles ayudas públicas y deducciones fiscales asociadas.

Según el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía (IDAE), una comunidad energética es una entidad jurídica formada por socios que pueden ser tanto personas físicas, como pequeñas y medianas empresas (PYMES) o, incluso, administraciones públicas. Esta sociedad, de forma cooperativa, establece una serie de objetivos de obtención de energía para sí misma, una comunidad o terceros beneficiarios. Su objetivo principal será ofrecer beneficios energéticos, de los que se derivan los medioambientales, económicos y sociales.

Las comunidades energéticas representan una innovadora forma de abordar el consumo y uso energético para personas y entidades que comparten intereses comunes con relación a la sostenibilidad y la lucha contra el cambio climático. Asimismo, buscan maximizar la independencia energética y la rentabilidad. Todo ello lo logran a partir de fomentar el ahorro energético, contribuir al desarrollo de la generación distribuida y reducir la dependencia de fuentes de energía no renovables. Para llevar a cabo proyectos sostenibles dentro de estas comunidades, es crucial contar con la financiación adecuada, potenciando al máximo las posibles ayudas públicas y deducciones fiscales asociadas.

Según el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía (IDAE), una comunidad energética es una entidad jurídica formada por socios que pueden ser tanto personas físicas, como pequeñas y medianas empresas (PYMES) o, incluso, administraciones públicas. Esta sociedad, de forma cooperativa, establece una serie de objetivos de obtención de energía para sí misma, una comunidad o terceros beneficiarios. Su objetivo principal será ofrecer beneficios energéticos, de los que se derivan los medioambientales, económicos y sociales.

Según lo indicado por este organismo, una Comunidad Energética puede englobar las siguientes actuaciones:

  • Generación distribuida de energía renovable, (englobando, entre otras, energía
  • fotovoltaica, eólica, biomasa o biogás).
  • Proporcionar servicios de eficiencia energética (rehabilitaciones de edificios,
  • renovación de equipamientos eléctricos, etc.)
  • Suministro, consumo, agregación, distribución y almacenamiento de la energía.
  • Prestación de servicios de recarga de vehículos eléctricos.
  • Otros servicios energéticos.

El objetivo principal es dotar de protagonismo a la ciudadanía para situarles en el centro de la gestión de su producción y consumo de energía, pasando a tener un papel muy relevante en la flexibilidad y agregación de la demanda energética.

Cabe destacar, que las Comunidades energéticas se clasifican en dos formas jurídicas:

  • Comunidades de energías renovables: pueden estar compuestas por personas físicas o jurídicas. Éstas, se asocian para desarrollar proyectos de energías renovables en su proximidad. En este caso, es importante mencionar que todos sus miembros deben estar situados en las proximidades de las instalaciones renovables, a una distancia que dependerá de la población del municipio, y cuyo radio es ampliable si se trata de un municipio pequeño o en riesgo de despoblación.
  • Comunidades ciudadanas de energía: están compuestas únicamente por personas físicas.
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Beneficios de una Comunidad Energética

Entre los beneficios que se plantean derivados de una Comunidad Energética, tanto para sus miembros como para las localidades en las que se ubican, destacan los siguientes:

  • Permitir a los ciudadanos gestionar su propia energía, produciendo energía renovable y reduciendo así su dependencia de los combustibles fósiles.
  • Permitir que los ciudadanos produzcan, consuman, almacenen, compartan y vendan energía renovable colectivamente, haciéndoles partícipes del sistema eléctrico.
  • Generar empleo, planteándose como una solución a la pobreza energética, especialmente en las zonas con menos recursos económicos.
  • Contribuir a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
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Oportunidades de financiación

En lo que respecta a las oportunidades de financiación, el interés social por la contribución a los objetivos de sostenibilidad e independencia energética propicia una coyuntura con numerosas vías de financiación para la ejecución de proyectos por comunidades energética. A destacar:

Aportaciones de los miembros

Los miembros de la comunidad energética pueden contribuir con aportaciones económicas para financiar el desarrollo y mantenimiento de proyectos sostenibles. No obstante, si bien los retornos amortizables son mejores que para proyectos individuales, siempre resulta más atractivo apoyarse de otras opciones de financiación diversificadas.

Ayudas y subvenciones

Existen programas de ayudas y subvenciones a nivel local, regional y nacional que apoyan proyectos de energías renovables y sostenibilidad, a los que puede acceder cualquier tipología de entidad solicitante, pero también programas destinados exclusivamente a comunidades energéticas.

A nivel nacional, las subvenciones más relevantes para proyectos ejecutados por comunidades energéticas son las englobadas dentro del programa CE Implementa, gestionado por IDAE y nutrido con fondos europeos NEXT GENERATION. Hasta la fecha, el programa CE Implementa ha repartido, en cuatro convocatorias distintas, 80 millones de euros exclusivos para proyectos promovidos por comunidades energéticas. Además, se destinaron 20 millones de euros al Programa de ayudas CE OFICINAS, para la ejecución de proyectos de puesta en marcha y funcionamiento de Oficinas de Transformación Comunitaria (OTCs), así como la adecuación de oficinas existentes en Oficinas de Transformación Comunitaria, para la promoción y dinamización de comunidades energéticas.

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Adicionalmente, se prevén nuevas convocatorias para este año 2024. Desde el 8 de abril hasta el 22 de abril, el programa CE Implementa se ha encontrado en consulta pública previa, para establecer unas nuevas bases reguladoras que rijan las futuras convocatorias de ayudas previstas en la Adenda del Plan de Recuperación Transformación y Resiliencia.

Por otra parte, numerosas comunidades autónomas y entidades locales están apostando por fomentar el desarrollo de comunidades energéticas, ofreciendo diversos programas de ayudas como los publicados por IVACE, en la Comunidad Valenciana; por la Consejería de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial en Canarias o las ayudas ofrecidas por la Diputación Foral de Guipúzcoa.

Financiación Bancaria y Fondos de Inversión Especializados en Sostenibilidad

De forma complementaria a las subvenciones públicas, las entidades financieras y fondos de inversión, cada vez más comprometidos con la sostenibilidad, ofrecen diversas opciones de financiación para proyectos de energías renovables y eficiencia energética incluyendo préstamos, líneas de crédito y otros productos financieros.

Los préstamos de origen privado pueden adaptarse a las necesidades específicas de cada proyecto, si bien, los plazos de amortización pueden variar según el tipo de inversión y la capacidad de pago del prestatario, las entidades financieras y fondos de inversión, ofrecen opciones de reestructuración si surgen dificultades financieras, ofreciendo una flexibilidad imposible para las administraciones públicas.

Otras formas de financiación

Adicionalmente, las comunidades energéticas, gracias a su particular naturaleza, pueden explorar otras formas de financiación, como asociaciones estratégicas con empresas del sector energético que promuevan y asesoren en la constitución de estas nuevas entidades.

Las comunidades energéticas nacen con un propósito social con el fin de empoderar a ciudadanos y pequeños negocios locales, no obstante, el desconocimiento legal y técnico en lo referido a la constitución de las propias comunidades energéticas y la ejecución de sus proyectos renovables pueden suponer una barrera para la generación y desarrollo de estos, más allá de la propia disposición de crédito. Por este motivo, modelos de asociación con empresas ya instaladas dentro del sector energético y con experiencia en el modelo de las comunidades energéticas, pueden ofrecer soluciones que faciliten el desarrollo con modelos financieros cómodos y adaptables. A la vez que acompañan durante todas las fases del proceso hasta conseguir los beneficios sociales, medioambientales y económicos deseados.

Deducciones fiscales

En fases posteriores a la ejecución de los proyectos, las comunidades energéticas pueden beneficiarse de deducciones fiscales asociadas a sus proyectos sostenibles. En el Texto Refundido de la Ley de Haciendas Locales, el cual regula, entre otros, el Impuesto sobre Bienes inmuebles (IBI), así como el Impuesto sobre Actividades Económicas (IAE), se prevé la potestad de los Ayuntamientos de establecer dos posibles bonificaciones:

  • La primera consistiría en la instalación de sistemas para el aprovechamiento térmico o eléctrico de la energía solar. Esta bonificación puede alcanzar hasta el 50 por ciento de la cuota íntegra del impuesto y, en muchas ocasiones, se puede aplicar a ambos tributos simultáneamente.
  • La segunda permitiría aplicar una bonificación de hasta el 50 por ciento de la cuota íntegra del impuesto a favor de los bienes inmuebles o de las actividades económicas en las que se hayan instalado puntos de recarga para vehículos eléctricos

En cualquier caso, esta es la normativa a nivel estatal. Para cada situación, sería necesario analizar la Ordenanza Fiscal del ayuntamiento donde se encuentre la instalación para determinar si se regula y de qué manera. Por ello la combinación estratégica de financiación, tanto pública como privada, para proyectos de comunidades energéticas, es fundamental para impulsar la transición hacia un
modelo energético más sostenible. A través de aportaciones de los miembros, ayudas y subvenciones, financiación a través de crowdfunding, financiación bancaria, y otras opciones, las comunidades energéticas pueden llevar a cabo proyectos innovadores y sostenibles.